TDAH y Síndrome de Asperger: diferencias y similitudes

¿Qué es el TDAH y qué es el Síndrome de Asperger?

 

El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) es un trastorno que se inicia en la infancia y se caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad o exceso de movimiento e impulsividad, o bien dificultades en el control de los impulsos. De acuerdo con la clasificación de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), existen 3 subtipos del TDAH, según el síntoma que predomina en el niño: tipo con predominio del déficit de atención, tipo con predominio de la impulsividad-hiperactividad o tipo combinado, donde predominan tanto síntomas de desatención como de impulsividad-hiperactividad.

 

Por otro lado, el Síndrome de Asperger está reconocido por la Organización Mundial de la Salud como un Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) de carácter crónico y severo, el cual implica la alteración cualitativa del desarrollo social y comunicativo e intereses restringidos y estereotipados que son producto de la rigidez mental y comportamental del niño, pero con conservación del desarrollo cognoscitivo y del lenguaje. Por lo general, un niño con Síndrome de Asperger tiene un aspecto exterior normal, suele ser muy inteligente y no presenta retraso en la adquisición del habla, sin embargo, presenta dificultades para relacionarse con los demás niños o adultos y, en ocasiones, comportamientos inadecuados. Su lenguaje sólo se ve alterado cuando es utilizado con fines comunicativos. Esto provoca que, en numerosas ocasiones, sean considerados niños “raros” o “extraños”.

 

Ambos trastornos son distintos e independientes, sin embargo, las coincidencias en algunos de sus síntomas y la presentación asociada en algunos niños provoca que, en ocasiones, se produzcan confusiones en padres y educadores e, incluso, errores en el diagnóstico.

 

¿En qué se parecen y diferencian el TDAH y el Síndrome de Asperger?

 

Tanto el TDAH como el Síndrome de Asperger implican dificultades en la interacción social (por ejemplo, no hacen uso de las rutinas sociales como saludar o despedirse), comunicación (pobreza de imaginación, fallos en la comunicación no verbal y carencia de conversación), falta de empatía, déficit atencional con el resto de niños y, a veces, con los propios padres. Los niños que presentan estos trastornos también tienen conductas hiperactivo-compulsivas o problemas de autocontrol y autorregulación de la conducta.

Generalmente, esta problemática para diferenciar a un niño con TDAH de otro con Asperger se centra en los primeros años de vida, que es cuando los niños sufren síntomas muy parecidos. Se trata de niños a los que les cuesta muchísimo relacionarse con los demás, no comparten juegos ni objetos, etc. Las rabietas también suelen ser frecuentes en ambos casos y son poco dados a pedir ayuda a los demás. Respecto a habilidades en las que destacan, tanto los niños con TDAH como los niños con Síndrome de Asperger suelen ser muy buenos montando puzles y en los juegos de construcción.

Pero estas similitudes van reduciéndose poco a poco, tomando cada trastorno un camino diferente a medida que los niños se hacen mayores. Mientras que el niño con hiperactividad sigue presentando problemas de atención que suelen afectar de forma significativa a su rendimiento académico, los niños con Asperger sí son capaces de mantener una concentración adecuada, lo cual les permite un correcto aprendizaje independiente, incluso sobresaliendo en las áreas que más les interesan. Además, los problemas de interacción social suelen incrementarse en los niños con Asperger, intensificándose también el patrón restringido de intereses. Estos patrones de conducta no se dan en el niño con TDAH, el cual tiende a tratar de integrarse con los demás, aunque muchas veces es rechazado.

En resumen, podemos destacar que la principal característica del Síndrome de Asperger es la dificultad para comunicarse y desarrollar habilidades sociales adecuadas, a la vez que se presentan comportamientos estereotipados, un apego excesivo a las rutinas y una obsesión por un tema en particular; mientras que en el TDAH existe una dificultad para enfocar la atención de manera consciente, a la vez que se presentan conductas impulsivas que dañan las relaciones sociales.

 

A continuación, os mostramos una estupenda tabla elaborada por la Fundación Cadah que resume las principales diferencias entre ambos trastornos:

 

Asperger

TDAH

El comportamiento errático ocurre todos los días.

El comportamiento errático es respuesta a otros factores y eventos desencadenantes.
Tienen afectadas sus habilidades de comunicación y lenguaje. No pueden captar señales sociales o expresiones faciales. Interactúa con otros, pero tiene problemas para esperar su turno y puede interrumpir a los demás en la conversación.
Las conductas repetitivas son comunes. Las conductas repetitivas no siempre se producen.
Toman un obsesivo interés en un solo tema y puede molestarse con algún cambio en la rutina. Siempre se comporta de manera imprevista e impredecible.
Puede permanecer sentado por varios períodos de tiempo si está interesado en algo. Tiene problemas para centralizarse en una actividad, sin importar cuán interesado esté en ella.
Puede experimentar retrasos en el desarrollo de las habilidades motoras gruesas o finas.

El desarrollo de las habilidades motoras del niño con el correr del tiempo se desarrollan

 

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